martes, 14 de julio de 2009


De niña habia soñado con salvar al mundo de los males que le aquejaban. Más tarde, con el paso de los años, supo que para esa empresa le haría falta algo más que tiempo y ganas y pensó que podría intentar cambiar el suyo, el más cercano. Siempre fué una soñadora vestida de sentido común, pero no le sentaba bien el disfraz, aunque los demás dijeran lo contrario. Para cuando quiso darse cuenta, ese atuendo se le habia pegado a la piel y por más que lo intentara no habia forma humana de deshacerse de él. Ideó un plan infalible: ¿Y si se vestía de ilusionista?. Quizás no estuviera todo perdido y pudiera salvar a esa niña que dentro de ella volvió a jugar con las olas del mar como cuando era pequeña y nada se interponía entre ella y sus ganas de vivir, entre sus ganas y su vida.

domingo, 8 de marzo de 2009

Cuando el miedo le gana al amor


Cuando el miedo le gana al amor no hay consuelo en el mediodia hermoso de un preludio de primavera.
Pero... ay, si tan solo se tratase de un pulso y el amor le mirase a la cara como solo sabe hacer él ¿tendría alguna opción de triunfo el miedo?.

sábado, 22 de noviembre de 2008


Se sintieron desde siempre, más no se conocian. Sus sueños revoloteaban la bahía y se perdian en ese punto mágico entre el cielo y el mar. Nunca perdieron la esperanza de poderse contar cuánto tiempo llevaban esperándose. Una tarde de noviembre entró en juego el azar en forma de tornado y sus miradas se cruzaron frente a ese mar. ¿Quién dijo que la vida no da una segunda oportunidad?

domingo, 9 de noviembre de 2008


Un haz de luz sobre un techo cualquiera, como el hilo del que pende nuestra vida, así es el meridiano O: discreto si nadie lo mira, luminoso cuando lo percibes. El tiempo... ¿un concepto abstracto?¿una obsesión?¿la cuenta atrás? El momento presente, no existe otro. ¿O acaso el presente tampoco?. Nuestro tiempo no nos pertenece, nos trasciende. Somos más que un concepto, de nosotros queda lo que nos recuerden.

domingo, 2 de noviembre de 2008

Llueve sobre los sueños


Hay dias en los que la lluvia invita a la reflexión, necesitas el armonioso caer de las gotas plof plof para acompañar tus pensamientos. Otras veces, la lluvia nos recuerda que lo hace sobre mojado, en esas ocasiones nos invade la tristeza de algo que perdimos sin poder hacer nada, como el agua que nos empapa pero que irremediablemente terminará secándose. La lluvia, como nuestros pensamientos nos ayuda a crecer, a entender que, a veces, solo a veces, hay que dejarla fluir entre nuestras manos porque no nos pertenece.